Podcast 30

Title: “Aspectos genéticos y fisiológicos de la depresión junto a tratamientos y prevenciones no tradicionales”

By Paola Ruiz


Paola Ruiz Ramírez

University of Puerto Rico, Rio Piedras Campus
Faculty: Natural Science
Baccalaureate: Molecular Cell Biology


Transcript (in spanish)

Saludos a toda la audiencia soy Paola Ruiz estudiante de biología celular de la UPR, y hoy les estaré hablando sobre la depresión. 

Primeramente, vamos a lo fundamental, ¿Qué es la depresión? La depresión (o el trastorno depresivo mayor) es una enfermedad médica que afecta de forma negativa la forma en que una persona piensa, la forma en que actúa y la manera en la que se siente.  Algunos de los síntomas son: perdida de energía o sentirse fatigado, problemas al dormir (duermes poco o mucho), una pérdida de interés o placer en actividades que la persona hacia anteriormente y sentimientos de tristeza y culpa entre otros. Pero para ser diagnosticado, estos síntomas deben estar presentes mínimo por dos semanas y debe haber un cambio en el nivel de funcionamiento de la persona.  Es importante destacar que algunas condiciones médicas como una deficiencia de vitaminas o problemas de la tiroides muestran síntomas parecidos a la depresión, por lo tanto, es necesario que el profesional de salud verifique que los síntomas no se deben a otra condición médica. Ahora bien, lo más probable es que en el día a día hayas escuchado a una persona decir “Ay, a mí me dio una depresión bien mala cuando perdí el trabajo/casa etc.” y aunque algunas veces es cierto, otras no lo son y es porque muchas veces, el termino depresión, se usa inadecuadamente para expresar sentimientos de tristeza, frustración o luto. Pero la enfermedad de la depresión se distingue de estos casos; por ejemplo, cuando una persona está pasando por una etapa de luto, los sentimientos de tristeza llegan de momento, como episódicos, pero en la depresión hay un cambio negativo en donde tu estado de ánimo, tus intereses que te daban placer han disminuido por dos semanas o más.

El sentimiento de luto/tristeza y la depresión pueden coexistir, pero no son lo mismo.  Lo que cotidianamente se conoce como depresión que es el trastorno depresivo mayor es el más común de todos los otros trastornos depresivos algunos de los otros son; trastorno de desregulación disruptiva del estado de ánimo, trastorno depresivo persistente y el trastorno depresivo inducido por sustancia/medicamento entre otros. Ahora bien, veamos el caso de la depresión en un contexto específico, a veces se asume que el que una persona cuente con ciertos privilegios, como el de estudiar en una escuela graduada, es sinónimo de una vida feliz y sin “problemas mayores” (lo cual es subjetivo). Sin embargo, en un estudio donde se compara la prevalencia de síntomas depresivos en estudiantes de medicina y la población general se encontró que los estudiantes muestran una prevalencia mayor. Un 27.2% de los estudiantes de medicina (rango, 9.3%–55.9%) fueron positivos para la depresión según los cuestionarios administrados y 11.1% (rango, 7.4%–24.2%) con pensamientos de suicidio durante el transcurso de la escuela de medicina. Este estudio también demuestra la problemática de la falta de diagnóstico debido a que solo el 15.7% de los estudiantes identificados con depresión buscaron tratamiento.  

 Ahora bien ¿es la depresión un problema? Si, lo es, no solo porque es una enfermedad sino también por lo común que es; aproximadamente 15 millones de adultos en EEUU. solamente padece de depresión anualmente. Otros estimados presentan que uno de cada 15 adultos padece de depresión en cualquier año y una de cada seis personas experimentará la depresión en algún momento de su vida. Esto presenta una carga para la salud pública, ámbito médico y la economía de un país. La depresión ya es la principal causa de discapacidad en el ámbito laboral y en combinación con el desorden bipolar se estima un costo social de más de $83 billones de dólares que incluyen costos médicos, costos de mortalidad relacionados al suicidio y costos indirectos en el ámbito laboral. La depresión también muestra comorbilidades a nivel psiquiátrico con otros desórdenes mentales como; el trastorno de la ansiedad, el trastorno obsesivo compulsivo (OCD), el trastorno de estrés post traumático (PTSD) y los trastornos de pánico. 

Ya que tenemos la información básica, pasemos ahora a la genética, ¿Qué dice la genética sobre esta enfermedad? Bueno la contestación a esta pregunta aún no se puede responder definitivamente ya que hay retos en la genética de la depresión sin embargo en los años recientes ha habido avances. Este trastorno en uno poli genético con una heredabilidad de 37% según estudios en gemelos. Aunque existen componentes genéticos, el identificar las variantes específicas de esta enfermedad sigue siendo un reto ya que en los estudios de asociación de genoma completo (GWAS) no se ha podido comprobar una asociación genética. Esto es por varias razones; una es que como se dijo anteriormente, es un desorden poli genético resultante del efecto de las combinaciones de muchas variantes genéticas con efectos individuales de pequeño tamaño. Sin embargo, el uso de puntuación de riesgo poli génico (PRS) lo cual utiliza asociaciones estadísticas de GWAS para analizar el efecto del genotipo de un individuo en los polimorfismos en un solo nucleótido (SNP), han mostrado una susceptibilidad genética que puede predecir el estado de la enfermedad. Otra dificultad para conducir los análisis es su heredabilidad de 37% la cual es menor comparada con otros desordenes psiquiátricos, esto significa que los alelos que muestren riego tengan tamaños de efecto menores, lo cual resulta en una necesidad de muestra mayor, hasta 4 a 5 veces mayor que la esquizofrenia, por ejemplo, para alcanzar la misma cantidad de varianza genética.

Aun así, el consorcio “CONVERGE” se encontraron dos “SNP’s” en el cromosoma 10 que si muestran asociación con la depresión; uno esta cerca del gen SIRT1 y otro en el intrón del gen LHPP. Aunque estas asociaciones muestran un avance, no se pueden traducir aún a la población general ya que las muestras fueron de mujeres chinas y estas variantes tienen bajas frecuencias en poblaciones europeas. Junto a la búsqueda de los genes de interés también está asociada la inflamación con la depresión y es que se ha encontrado que algunos pacientes de depresión tienen altos niveles de citoquinas (las proteínas mensajeras del sistema inmune) pero la administración de las citoquinas puede causar depresión. Este incremento de citoquinas inflamatorias y sus receptores, han sido encontrado en la sangre periférica y en el fluido cerebroespinal de estos pacientes. Una hipótesis que se presenta para esta ocurrencia es que en los tiempos ancestrales cuando la mayoría de las infecciones eran fatales, se necesitaba una respuesta inflamatoria rápida en respuesta al estrés. Es posible también que las conductas asociadas a la depresión como; el evitar contacto social, anhedonia, e hipervigilancia ayuden al sistema inmune a responder a una infección donde entonces las citoquinas estarían induciendo en la conducta de estar enfermo que se correlaciona con la respuesta inflamatoria.  Esta hipótesis podría llevar a que la depresión se considere como una versión crónica de una conducta de estar enfermo. Junto a esto, también se han hecho análisis del ARN mensajero para descubrir biomarcadores de enfermedades mentales ya que 80% de los genes están co-expresados y similarmente modulados a nivel del ARNm en células de la sangre y en el tejido cerebral. Esta revisión encontró que hay variantes genéticas comunes y vías de expresión genéticas que están involucradas tanto en la activación inmunitaria como en la depresión. Las más relevantes fueron polimorfismos en genes codificantes para las interleucinas (IL)-1β, IL-6, y IL-10, para la proteína quimio atrayente de monocitos-1, para el factor de necrosis tumoral alfa, la proteína C reactiva y la fosfolipasa A2. también el aumento en la expresión de ARNm de citoquinas en sangre, especialmente la de interleucina-1β identificó a pacientes que tienen menos probabilidad de responder a antidepresivos convencionales. Entonces, ya que les he presentado factores genéticos vamos a discutir un poco sobre el blanco principal de la depresión, el cerebro. Para este órgano poder funcionar apropiadamente, necesita llevar a cabo sus funciones neuronales y esto lo hace mediante la generación, transformación y almacenamiento de información en redes neuronales.

Las neuronas son muy importantes en la red neuronal porque son las que integran y transmiten señales en respuesta a información intrínseca y extrínseca, asi que responden a estímulos ambientales, emociones y lesiones. Esta es la base para entender la neuroplasticidad, término que se utiliza para describir cambios estructurales y funcionales en el cerebro en respuesta a estímulos, incluidos el estrés y la depresión. ¿qué es lo que le pasa a un cerebro depresivo? Aunque los mecanismos neurobiológicos aún no se conocen por completo,  la literatura demuestra que la neuroplasticidad está interrumpida en la depresión. Los cambios se pueden ver, en el hipocampo, región del cerebro que desarrolla la conectividad de las fibras nerviosas con las regiones del cerebro relacionadas con las emociones, como, la corteza prefrontal y la amígdala. Asi que cuando el cerebro recibe estimulos negativos, como estrés crónico la ramificación de las dendritas neuronales y la plasticidad en el hipocampo diminuyen, lo cual afecta la memoria explícita (que es la recolección consciente e intencional de información y experiencias previas) por ejemplo; recordar lo que aprendiste en clase. La plasticidad sináptica también es afectada ya que la depresión puede regular negativamente las proteínas sinápticas y los factores de crecimiento necesarios para la potenciación a largo plazo( que es la intensificación duradera en la transmisión de señales entre dos o más neuronas que resulta de la estimulación sincrónica de ambas) del hipocampo (esto es en modelos animales).

Otra región que se afecta es la corteza prefrontal, centro del pensamiento y regulación del comportamiento como; la regulación del cariño y el control de la atención, entre otros. Se he encontrada una reducción en el volumen de la corteza prefrontal que puede ser resultado de la alteración y atrofia de las neuronas y la glía en un cerebro depresivo. También, se ha visto que en modelos de ratones depresivos inducido por estrés, la corteza prefrontal mostró una reducción significativa de glutamato en la vía GABAérgica, lo que puede contribuir a la depresión. También hay cambios en la amígdala, la cual juega un papel importante en la modulación afectiva y la codificación de la memoria y es un sitio clave para el acondicionamiento del miedo. Sin embargo aquí, el estrés y depresión aumentan la plasticidad sináptica, por lo que las perturbaciones en la amígdala causadas por estímulos negativos, provocan una mayor activación de la misma. Esta respuesta, ha sido propuesta para utilizada como un marcador de riesgo temprano para la depresión.