De todos modos, hacia el final del tratamiento, la dosis se va reduciendo gradualmente a lo largo de varias semanas ya que uno puede experimentar problemas temporales como insomnio, náuseas o inquietudes al dejar los antidepresivos (especialmente si se dejan de tomar repentinamente). Ocurre mucho que las personas dejan de tomar sus medicamentos tan pronto comienzan a sentirse mejor, pero esto aumenta el riesgo de que la depresión regrese.
Dentro de los antidepresivos más utilizados se encuentran los:
- Inhibidores selectivos de la recaptación de serotonina (SSRIs) – Ej. fluoxetina (Prozac), citalopram (Cipramil)
- Inhibidores selectivos de la recaptación de serotonina y noradrenalina (SNRIs) – Ej. venlafaxina (Effexor), milnacipran (Savella)
Hay muchos más tipos de antidepresivos pero estos se recetan con mayor frecuencia ya que por lo general tienen menores efectos secundarios y riesgos asociados a su uso, y la misma eficacia
Ahora bien, ¿Cómo funcionan los antidepresivos?
Pues a pesar de que no se conoce la etiología exacta de la depresión, se cree que una de las causas principales es un desequilibrio de ciertos neurotransmisores como la serotonina y la norepinefrina
Por ende, los antidepresivos actúan para modular la disponibilidad de estos neurotransmisores (cada uno haciéndolo en distintas proporciones y de diferentes formas, claro)
Sin embargo, curiosamente, aunque existe una variación significativa en sus farmacodinámicas, a nivel poblacional hay poca evidencia para diferenciar la eficacia de los diversos antidepresivos, y la prescripción generalmente se basa en la tolerabilidad del paciente
También, estudios muestran que la eficacia generalmente depende de la gravedad de la depresión: mientras más grave sea la depresión, mayor será la eficacia
Sin embargo, es difícil predecir qué tanto ayudará un medicamento en particular a un paciente
A veces, se tiene que probar varios medicamentos diferentes antes de encontrar uno que sea efectivo
Con respecto a la eficacia en el alivio de síntomas se ha encontrado que alrededor de 40 a 60 de cada 100 personas que toman un antidepresivo notan una mejoría en sus síntomas
Con respecto a la eficacia en la prevención de una recaída se encontró que aproximadamente 23 de cada 100 personas que tomaron un antidepresivo tuvieron una recaída en uno o dos años vs 50 de 100 personas que tomaron un placebo sufrieron una recaída.
Es importante notar que, lamentablemente, aunque los antidepresivos ya pueden tener efecto en una o dos semanas, típicamente tardan un poco más, y como todo medicamento, pueden tener efectos secundarios. De hecho, más de la mitad de las personas que toman antidepresivos tienen efectos secundarios. Por lo general, ocurren durante las primeras semanas de tratamiento y son menos comunes más adelante.
Si alguien tiene o no efectos secundarios, qué efectos secundarios tiene y qué tan frecuentes son, dependerá del medicamento, la dosis utilizada y si acaba de comenzar a tomarlo o lo ha estado tomando durante algún tiempo. Mas allá, todo el mundo reacciona de manera ligeramente diferente a las drogas.
De todos modos, se ha demostrado que los antidepresivos son sumamente útiles, y para algunas personas pueden ser la única forma de volver a su rutina diaria o comenzar a ir a la psicoterapia.
Pero, el que los antidepresivos sean una opción dependerá de factores como:
- La gravedad de los síntomas
- Si uno esta o planea estar en psicoterapia
- Experiencia previa con antidepresivos
- Posibles efectos secundarios
- Un diagnóstico correcto
La cuestión de los efectos secundarios también puede ser clave a la hora de elegir qué medicamento tomar: algunas personas pueden estar más interesadas en evitar problemas de digestión. Otros pueden preferir evitar los mareos, la disminución del deseo sexual o los problemas de erección.
Asimismo, solo tiene sentido utilizar antidepresivos si el diagnóstico es correcto. Los especialistas creen que a algunas personas se les recetan antidepresivos innecesariamente. A veces ya se recetan para los síntomas más leves, aunque no está claro si ayudan en la depresión leve. Pero sigue siendo importante asegurarse de que la depresión grave se diagnostique y se trate de forma adecuada.