Existen casos en los cuales las personas con un trastorno bipolar son diagnosticadas con un trastorno concurrente, por tanto presentan múltiples trastornos a la vez. En ocasiones, los síntomas adicionales se sobreponen o reflejan a aquellos característicos del trastorno bipolar, por lo que se realiza un diagnóstico adicional para asegurar que la persona pueda recibir un tratamiento eficaz. Algunos de estos incluyen trastorno de ansiedad generalizada, trastorno de ansiedad social, trastorno de pánico, entre otros. A pesar de la gravedad del trastorno bipolar, la misma es tratable y la mayoría de las personas tienen mejoría cuando buscan ayuda. Sin embargo, el manejo de esta condición será un esfuerzo de por vida. Las tasas de éxito del litio como estabilizador del estado de ánimo que es uno de los principales medicamentos para el trastorno bipolar, pueden oscilar entre el 40% y el 85%, y 9 de cada 10 pacientes han informado que están satisfechos con los medicamentos que se les han recetado, incluso con efectos secundarios. Ayuda a disminuir la frecuencia con la que ocurren los episodios maníacos y disminuir sus síntomas. Otras recetas que pueden usarse para controlar los síntomas del trastorno bipolar son los antidepresivos y los antipsicóticos.
A pesar de que no se conoce con exactitud el mecanismo de acción de Litio, pero la neuroprotección es el resultado biológico más consistente asociado con el tratamiento. Cuando se le administra a un paciente que está experimentando un episodio maníaco, el litio puede producir una normalización de sintomatología en 1 a 3 semanas. No obstante, la ocurrencia y gravedad de las reacciones adversas asociadas al Litio están directamente relacionadas a su concentración en sangre y la sensibilidad individual del paciente. Por lo general, ocurren con mayor frecuencia y con mayor gravedad a concentraciones más altas. Los efectos secundarios comunes del litio
incluyen: sed, náuseas y temblor de manos leve, entre otros. Cabe recalcar que los efectos comunes se supone que desaparezcan con el pasar del tiempo, en caso de no hacerlo, debe acudir a un dermatólogo. Algunos de los efectos secundarios más graves incluyen: aturdimiento, desmayo, alucinaciones o convulsiones, fiebre, entre otros. La interacción entre el litio y otros medicamentos puede cambiar la acción del mismo o aumentar el riesgo de sufrir efectos secundarios graves. Por eso, es importante mantener una lista de todos los medicamentos que uno usa y compartirla con su médico y farmacéutico. El litio tiene un índice terapéutico bastante estrecho, con las concentraciones séricas tóxicas cercanas a las concentraciones terapéuticas. Por lo tanto, es ideal para las personas que tomen carbonato de litio que se realicen análisis de sangre con regularidad. Se debe suspender la terapia con litio y contactar a su médico si se presenta alguno de los siguientes signos de toxicidad, tales como diarrea, vómito u otro.
En el caso de los medicamentos anticonvulsivos, también conocidos como antiepilépticos, se utilizan para tratar o prevenir los episodios del estado de ánimo en el trastorno bipolar. A menudo se recetan solos, con litio o con un fármaco antipsicótico para controlar la manía. Los diferentes anticonvulsivos actúa calmando la hiperactividad en el cerebro de varias formas, y por eso suelen tratar diferentes aspectos del trastorno bipolar; algunos, como Depakote y, son particularmente eficaces para tratar la manía. Otros, como Lamictal, son más eficaces para tratar la depresión. Aún así, otros pueden ser menos efectivos para tratar los síntomas inmediatos, pero hacen un buen trabajo al ayudar a estabilizar el estado de ánimo y así ayudar a evitar episodios maníacos o depresivos. Como ocurre con la mayoría de los medicamentos que se usan para tratar el trastorno bipolar, los anticonvulsivos tienen efectos secundarios importantes que varían de persona a persona. Por ejemplo, la mayoría puede causar mareos y somnolencia, dolores de cabeza, sequedad de boca, etc. En muchos casos, sin embargo, los efectos secundarios
disminuyen con el tiempo a medida que su cuerpo se acostumbra más al medicamento. Aún más, existen efectos secundarios más graves que pueden ocurrir con el uso prolongado de anticonvulsivos. Por ejemplo, las mujeres embarazadas deben evitar los anticonvulsivos, dado que pueden causar defectos de nacimiento. Algunos también pueden causar daño renal o hepático si no se controlan cuidadosamente. A su vez, es importante saber que los anticonvulsivos pueden interferir con otros medicamentos, por lo que se debe mantener informado al médico sobre cualquier medicamento nuevo que le hayan recetado o que esté tomando sin receta.
A pesar de todos los problemas asociados con los anticonvulsivos, en algunos casos, son más efectivos y menos problemáticos que los tratamientos clásicos. Por ejemplo, tanto los anticonvulsivos como el litio tardan varias semanas en alcanzar la máxima eficacia, pero los anticonvulsivos suelen actuar más rápidamente que el litio. Para quienes el litio es menos efectivo o menos tolerable, los anticonvulsivos pueden ser una buena opción. Debido a que hay tantos anticonvulsivos diferentes, cada uno de los cuales funciona de manera diferente, es posible tener que probar más de uno para encontrar la mejor opción para las necesidades particulares de uno.
Por lo general, los antidepresivos no son los primeros medicamentos que prescribe un médico para tratar el trastorno bipolar, sino que los usan en conjunto con agentes antimaníacos, tal como Litio, para ayudar a controlar los episodios de depresión. Sin embargo, el uso adecuado de los antidepresivos en el tratamiento de la depresión bipolar sigue siendo un área de gran interés y controversia.
Algunos factores a favor es que en estudios controlados a corto plazo, en los que la mayoría de los pacientes también estaban tomando antimaníacos, los antidepresivos no se asociaron con un aumento en cambios de estado de ánimo. A pesar de que hay evidencia de aceleración del ciclo
con antidepresivos, esto solo se refleja en el tratamiento con antidepresivos más antiguos, como los tricíclicos. No se ha encontrado evidencia de esto en los SSRIs. Varios estudios recientes han demostrado tanto la seguridad como la eficacia de la monoterapia con antidepresivos SSRIs en el tratamiento del trastorno bipolar tipo II. Por último, se entiende que un subgrupo de individuos bipolares, específicamente tipo II, necesitan antidepresivos en conjunto con antimaníacos como parte de un régimen de tratamiento de mantenimiento.