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Trastorno del espectro autista: importancia investigativa de biomarcadores para la intervención temprana, impacto de la pandemia en el diagnóstico y la salud mental.

Saludos, espero que te encuentres muy bien. Bienvenido o bienvenida a este podcast titulado: Trastorno del espectro autista: importancia investigativa de biomarcadores para la intervención temprana, impacto de la pandemia en el diagnóstico y la salud mental. Agradezco grandemente que me estés escuchando o leyendo. Mi nombre es Alondra María Soto González y este tema por muchas razones es de gran significancia personal y considero que es de suma importancia que se difunda esta información por toda nuestra isla, e incluso, a través del mundo entero para fomentar así la inclusividad y la sensibilidad ante asuntos similares.

Para proveer un trasfondo detrás de las motivaciones para este trabajo, cabe denotar que la pandemia del COVID-19 ha sido un tema de aflicción sobre las vidas de personas con necesidades especiales a nivel global, incluyendo a la comunidad dentro del espectro de autismo. Esta es una población particularmente vulnerable por posibilidades de exacerbación de sus síntomas, acceso limitado a terapias esenciales y una responsabilidad angustiante sobre su familia inmediata. En adición al aislamiento social y el distanciamiento, que tiene un impacto masivo en cómo estamos viviendo. Es vital comprender este desorden y otros similares del desarrollo como el trastorno por déficit de atención / hiperactividad, problemas de aprendizaje, trastornos de conducta, parálisis cerebral, problemas de visión y audición para avanzar dentro de la búsqueda de alternativas para la identificación temprana o tratamientos eficaces para esta condición de vida y muchas otras.

Primeramente, vamos a comenzar con ¿Qué es el Espectro Autista? El autismo es un trastorno del desarrollo caracterizado por una constelación de déficits de comunicación social tempranas, comportamientos sensoriales y motores repetitivos. Se utiliza el término “espectro” para referirse a su amplia variación dentro de la gravedad de los síntomas que experimenta cada individuo con el trastorno. Es decir que cada persona con autismo presenta síntomas, retos, fortalezas y habilidades únicas para él o ella. Los síntomas generalmente aparecen dentro de los primeros 2 años de vida y se logra diagnosticar a través de la observación del comportamiento y el desarrollo de una persona, esto a su vez se vuelve una limitación para identificar el trastorno de manera temprana. Quisiera mencionar que la Academia Americana de Pediatría recomienda evaluar a todos los niños para detectar retrasos en el desarrollo durante sus chequeos periódicos de los 9, 18 y 24 o 30 meses mientras que la edad promedio de diagnóstico es 4 años y medio. La intervención temprana es importante porque puede disminuir las dificultades y ayudar al niño o niña a aprender nuevas habilidades y aprovechar al máximo sus fortalezas, pero como pueden ver no es fácil realizarla, recomiendan estos chequeos, pero cuan factible es que un padre logre

realizarlos especialmente si vienen de bajos recursos. Hasta el día de hoy no existe una medida biológica que identifique procesos pato fisiológicos que ayuden en el proceso de diagnóstico, pero el tratamiento conductual intensivo temprano puede mejorar significativamente los resultados del desarrollo a largo plazo. Precisamente lo que ocurrió en mi casa a Laura mi hermana, a mis padres desde un principio le cerraron muchas puertas sobre que iba a lograr y que no, le dijeron que ella no iba a pasar ni el kínder, pero con terapias del habla, apoyo emocional y familiar ha logrado graduarse de la escuela superior y tiene un grado asociado en repostería y hasta el día de hoy nos sigue sorprendiendo con sus capacidades.